NEGRITO
Negrito es un sobreviviente y esta es su historia.
A mediados de 2022, una persona encontró en una calle de Michoacán a un perrito que no podía caminar. Estaba completamente postrado. Se veía muy mal. Sin perder tiempo, lo llevó corriendo al hospital veterinario, donde los médicos evaluaron la situación. La persona que lo rescató pensaba que el caso calificaba para una eutanasia, pero tras estudios y pruebas, se determinó que todo se trataba de una lesión inflamatoria medular, es decir, tenía la médula espinal hinchadísima. Un mes después, medicamento y cuidados de por medio, la lesión empezó a descomprimirse y el perrito mejoró un poco. Fue entonces que fue sometido a cirugía, para acabar de corregir el problema. Después de esto vinieron las rehabilitaciones: un año entero de sesiones.
La lesión medular también había afectado su capacidad de contenerse: se hacía popó por todas partes, vivía manchado y generalmente olía muy mal. Para corregir esto, fue sometido a otra cirugía, esta vez de reconstrucción anal. La terapia, por su parte, se centró entonces en ayudarlo a retener la popó como cualquier perro sano haría.
Negrito, como lo nombraron los veterinarios y un protector local de animales, que tomó el caso cuando la persona que pedía su eutanasia desapareció de la escena, vivió la mitad de 2022 y todo 2023 en la clínica veterinaria, mejorando poco a poco.
En febrero de 2024 llegó a un refugio, donde le fue asignada la perrera número 11. Ahí pasa la mayor parte del día, pues es un perro celoso de su territorio y que no se lleva muy bien con otros perros. Con los seres humanos, en cambio, es pura ternura, es el más cariñoso. Cuando cae la noche, sale a pasear un rato con el velador del refugio: huele por aquí, rasca con la patita por allá y se relaja.
Negrito merece mucho más de lo que el refugio puede darle: una camita caliente, comida deliciosa y apapachos constantes.
¿Sobrevivió a la muerte y volvió a caminar sólo para pasar la vida esperando una familia?
Está vacunado, esterilizado y desparasitado.